A los austriacos les gusta beber, y ya que el vino austriaco tiene un gran éxito mundial desde  hace años, beben este producto nacional de gran calidad.

El vino blanco grüner veltliner es prácticamente la bebida nacional, aun siendo un vino sencillo también es interesante por su aroma y su gusto a pimienta blanca, lentejas y apio tan característico.

En las tabernas austriacas podrá encontrar este vino en botellas de dos litros (y no por ello de menos calidad) y mezclarlo con soda a partes iguales (“weisse gespritzte”), como más les gusta a los propios austriacos, ya que refresca sin perder su volumen de alcohol.

Aunque este vino es el más popular entre los vinos blancos, Austria ofrece muchos más. Riesling (Wachau), el weissburgunder y el chardonnay, el zierfandler o el rotgipfler (sur de Viena).

Como rosado el Schilcher con su especial y fina acidez (Estiria).

Los tintos están representados con gran éxito por la región de Burgenland, ya que con sus numerosos días de sol produce unas excelentes cosechas.

Es obvio que Austria es un país con pequeñas extensiones de cultivo vinícola lo que encarece el precio del vino de gran calidad que allí se produce. Sin embargo las uvas regionales, como la zweigelt, blaufränkisch y St.Lauren, aun siendo económicas, son de gran calidad lo que permite consumir buenos vinos jóvenes.

En lo que se refiere a los vinos dulces, Austria dispone de bayas como las beerenauslese y trockenbeerenauslese que, siendo de muy lenta fermentación, dan un vino dulce reconocido mundialmente. El clima del lago Neudsiedl, donde crecen estas bayas, ha propiciado que los vinos sean dulces como la miel y que el vinicultor Alois Kracher consiguiera para sus vinos dulces la máxima puntuación otorgada por el influyente crítico vitivinícola Robert Parker.